lunes, 19 de marzo de 2012

Sobre la incompetencia de algunos de los nombrados competentes.


Continuando con mi “pataleta”, me gustaría hacer una reflexión sobre cómo algunos interinos pasan de eso, de ser interinos, a ser nombrados maestros o profesores. Y es que resulta indignante que opositores con muy altas calificaciones en las oposiciones, algunas de ellas cercanas a la perfección, se queden sin plaza y que ciertos señores (gobernantes y sindicatos), que lo único a lo que se dedican es a tirar una pelotita contra la pared mientras piensan cómo fastidiar un poco más el asunto, no les permitan ejercer la profesión que tanto ansían.

La razón de esta “sinrazón”, es que otros opositores demuestran ser mejores docentes al obtener calificaciones medias tan “impresionantes” como algún 3,5; 2,5 o incluso 1,43 (y estos son datos reales), sobre una nota media final en los exámenes de 10. Estos “grandes” maestros o profesores, consiguen su plaza basando sus esfuerzos únicamente en hacer todo lo posible por mantenerse en una lista de sustituciones durante muchos años, siendo el único criterio para estar en ella eso, simplemente, estar en ellas.

Tras presentar como mérito su dilatada y extensa experiencia docente (y ojo que lo es, sinceramente así lo defiendo), y tan sólo con presentarse a examen, cualquiera de estos “expertos” interinos puede obtener una puntuación total final que le haga colocarse, dentro del grupo de opositores de su tribunal, como uno de los “elegidos” para encargarse, por pleno “derecho”, de la educación de nuestros hijos.

Parece mentira pero es así de cierto, y así se lo permite un sistema de acceso que cada vez prima más al opositor con tiempo de servicio sobre aquel opositor que demuestra tener y dominar los conocimientos científico-técnicos o teóricos de la materia a la que opta.

Me parece una aberración y un atentado contra la honestidad y credibilidad del colectivo docente, permitir que gente “tan” preparada forme parte de él. ¿Qué credibilidad puede tener un maestro o profesor, y cómo podemos creer en él, si ha demostrado que sus conocimientos teóricos de la materia que está impartiendo no son suficientes? ¿Qué puede enseñar a un alumno un maestro cuya nota no alcanza un nivel mínimo aceptable con la que, al menos, poder otorgarle el beneficio de la duda y pueda educar a nuestros alumnos?

Por eso no entiendo que gente cuyas notas de oposición no alcanzan en ocasiones ni el 4 (sobre diez), puedan llegar a convertirse en la fuente de conocimientos de nuestras futuras generaciones obteniendo su plaza en un concurso-oposición que más que eso parece la repartición de la herencia de algún familiar rico y bien posicionado (porque luego se habla de enchufes en la administración, y en algunos casos no hay mejor enchufe en el sector de la docencia que ser interino y pertenecer a algún sindicato).

Ante estas “magnificas” notas, siempre está quien responde con aquello de “es que siempre se puede tener un mal día”, claro compañero, un mal día se puede tener, pero “criatura”, los exámenes de las oposiciones suelen ser varios días, y que mala suerte hay que tener para que siempre que te presentas a las oposiciones tengas varios malos días (porque para que la nota media de los exámenes te dé un 1,52…, los exámenes han tenido que pillarte en varios días malos, ¿eh?, contando incluso que, hasta ahora, tenías un 10 casi asegurado por presentar el informe de la Unidad Didáctica, lo que también hacía que te quitaras una de las pruebas). En fin, hagan ustedes mismos sus cálculos… (Tres pruebas, y en una de ellas tienes un 10 asegurado, ¿qué notas habrá sacado en los otros dos para que la media no le llegue ni al 4…?).

Ah, pero bueno, no te preocupes, es cierto, tienes toda la razón amigo interino. Todo el mundo puede tener un mal día, es más, yo mismo tuve varios malos días. Fueron tan malos que tan sólo puede sacar un 9,75. En fin…, qué cara más dura pueden llegar a tener algunos para hacerte comentarios así o darte ese tipo de explicaciones.

A raíz de todo esto quiero hacer de nuevo la pregunta que me hice antes, y dejarla por escrito para que quien quiera reflexione sobre ella y se dé a sí mismo una respuesta… ¿Cómo podemos permitir que haya maestros enseñando sobre materias de las que no tienen ni la más mínima idea?

Digo yo que si, durante 20, 15, 6, 2 años (o el tiempo que usted lleve como interino o interina), usted ha estado impartiendo una materia o asignatura, sería de bien entender que usted tuviera ya los conocimientos suficientes como para poder desarrollar y defender un tema de entre, al menos, tres de los salidos al azar ¿no? (o incluso, en función del número de temas, de hasta uno entre 4). Esto es tan simple como lo que alguien muy cercano a mí me dice, “Abraham, mientras yo enseño a mis alumnos yo voy estudiando y repasando parte de mi temario, y además me sirve para los supuestos prácticos”. Y es que verdaderamente es así de simple, si enseñas tienes que saber, y por poco que sepas, con la experiencia, debes ir sabiendo cada vez más.

Pero claro, ahora llega otra de las preguntas, y a la vez un gran problema, la experiencia… ¿qué es?, ¿quién la valora?, ¿quién determina que ese interino está haciendo realmente bien su trabajo o no?

Pues la experiencia para muchos de esos interinos que tanto presumen y alardean de ella, no va más allá de una tarea tan simple y sencilla como la de seguir un libro. Libros que en ocasiones no están contextualizados con la realidad que pueda presentar un centro concreto. Libros diseñados por grandes editoriales que lo único que hacen es, por lo tanto y desde mi punto de vista, poner en entredicho los conocimientos de los docentes, porque si tú tienes los conocimientos suficientes, ¿para qué necesitas un libro que dictamine y marque el camine que debes seguir para enseñar a tus alumnos? Pero además parece como si esos libros, o editoriales, sean los poseedores de la suprema verdad. Se convierten en el santo sanctorum del conocimiento (“¡sólo lo que dice el libro es verdad!”), y eso no es así. Cualquier realidad o problema, social o científico, puede tener infinidad de soluciones, y para llegar a ellas, no siempre se debe seguir un mismo libro, ya que de esa forma también estamos reduciendo la capacidad de investigación y la creatividad e imaginación de nuestros alumnos.  Debemos dar todas las alternativas posibles para que nuestros alumnos aprendan, ya que cada uno de ellos puede hacerlo de diferentes maneras, y eso no es más que la individualización de la enseñanza.

Para otros muchos, y entrando por ejemplo en el área de Educación Física que es la que más directamente me toca, la experiencia de un interino no es más que entregar materiales a los alumnos para que jueguen y así ocupen su hora de “gimnasia”, o bien seguir un fichero de juegos que elaboró durante sus años de estudios en la universidad o que ha conseguido a través de internet o en algún libro.

Pero lo más gracioso de todo es que esa “experiencia”, se asemeje o no a lo que la Junta pueda entender y desear por experiencia, sea buena o mala, idónea o no para el propio alumno o centro, nadie la valora, nadie corrige o se preocupa de si un interino está haciendo bien o mal su trabajo, al igual que ocurre con los maestros ya funcionarios, nadie evalúa continuamente y es capaz de exigir cambios o responsabilidades de la manera de enseñar. Todos nos equivocamos, pero cuando se trata de la educación de los más jóvenes y pequeños, debemos pensar que el mismo error durante años, se convierte en un problema, pero no para el docente, sino en un problema para el alumno. No podemos dejar que los maestros y profesores hagan lo que quieran mientras educan a nuestros hijos, hay que exigirles responsabilidades y pedirles que cambien su punto de vista de la educación pensando en lo mejor para sus alumnos, al igual que hay que agradecer, como no, y faltaría más, en otros muchos casos su buen hacer.

Menos mal que por fin la OCDE ha comenzado a cuestionar tanto la idoneidad del propio sistema de acceso como la “profesionalidad”, o incompetencia, de algunos de los nombrados “competentes” para ejercer la función pública docente, habiendo dejado una pequeña muestra de su malestar en el informe de un estudio realizado para el gobierno canario, y del que, para el que le interesa, dejo el siguiente enlace.

http://www.magisnet.com/noticia/11433/Profesores/ocde-cuestiona-idoneidad-sistema-funcionarial-docentes.html

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